dimecres, 7 de desembre del 2011

La cantiga galaico-portuguesa.

La cantiga galaico-portuguesa.
(Cantiga de Escarnio y Maldezir, de Alfonso X, el Sabio)

No quiero yo doncella fea
que petorree delante de mi puerta.

No quiero yo doncella fea
y negra como el carbón
que se tire pedos delante de mi puerta,
ni que huela como un sisón
No quiero yo doncella fea
que petorree delante de mi puerta.

No quiero yo doncella fea
ni peluda como un perro
que se tire pedos delante de mi puerta
ni que apeste como hierba hedionda.
No quiero yo doncella fea
que petorree delante de mi puerta.

No quiero yo doncella fea
que tiene el pelo todo blanco
que petorree delante de mi puerta
ni que hieda como un camello.
No quiero yo doncella fea
que petorree delante de mi puerta.

No quiero yo doncella fea
vieja, de mal color
que petorree delante de mi puerta
ni que haga allí algo peor.
No quiero yo doncella fea
que petorree delante de mi puerta.






Cantiga de Escarnio y Maldezir

Intérpretes: Theatre of Voices (Paul Hillier)

Non quer'eu donzela fea
nen me faça i peior.

Non quer'eu donzela fea
e negra come carvon[e],
que ant'a mia porta pea
nen faça come sison[e].
Non quer'eu donzela fea
que ant'a mia porta pea.

Non quer'eu donzela fea
e velosa come can[e],
que ant'a mia porta pea
nen faça come alermã[e].
Non quer'eu donzela fea
que ant'a mia porta pea.

Non quer'eu donzela fea
que á brancos os cabelos,
que ant'a mia porta pea
nen faça come camelos.
Non quer'eu donzela fea
que ant'a mia porta pea.

Non quer'eu donzela fea,
velha de maa coor[e],
que ant'a mia porta pea
nen me faça i peior[e].
Non quer'eu donzela fea
que ant'a mia porta pea.




Bibliografia.- Las cantigas de loor de Alfonso X el Sabio, Edición y trad. de Luis Beltrán, Ediciones Júcar. Madrid.


Y del zéjel al villancico castellano antiguo.

Y del zéjel al villancico antiguo. Casi nada que ver con los navideños, excepto que estos eran en orígen una pequeña parte del amplio repertorio profano del villancico antiguo castellano. La labor constante y laboriosa del clero católico fue dejando aparte todo lo que no cantara las glorias de la Virgen y el Niño recién nacido.

Aquí tenemos el zéjel que vimos la semana pasada convertido en villancico.




¿Con qué la lavaré
la flor de mi cara?
¿Con qué la lavaré,
que vivo mal penada?
Lávanse las casadas
con agua de limones:
lávome yo, cuitada,
con penas y dolores.
¿Con qué la lavaré,
que vivo mal penada?
Entra mayo y sale abril,
tan garridico le vi venir.
Entra mayo con sus flores,
sale abril con sus amores,
y los dulces amadores
comienzan a bien servir.


De la jarcha al zéjel.

Pasando de la jarcha al zéjel parece que nos alejamos todavía más en ese mágico y misterioso viaje que nos lleva cada vez más lejos hacia el nacimiento de nuestros idiomas romances, de nuestro pensamiento, de nuestros sentimientos y de nuestra manera de ver la vida. Y todo de la mano de la poesía. Pero también acompañados de la música porque cuando más popular es el verso más es canción. Sin olvidar que lírica viene exactamente de lira, que es como decir de música.


Ibn Quzman es el hombre del zéjel. Parece ser que su fracaso en otros estilos más cultos lo obligó a cultivar esta poesía de lo más popular. El zéjel llega hasta Lope de Vega y a nuestros días.

Un zéjel antiguo habla de la primavera y el amor:

Entra Mayo y sale Abril,
tan garridico le vi venir.           PRELUDIO
Entra Mayo con sus flores,
sale Abril con sus amores,       MUDANZA
y los dulces amadores
                                                  comienzan a bien servir.             VUELTA


El  zéjel Las tres morillas es musicado por García Lorca y cantado por Teresa Berganza y también por Ana Belén más recientemente en su extraordinario Lorquiana.



Tres morillas me enamoran
en Jaén,
Axa y Fátima y Marién.

Tres morillas tan garridas
iban a coger olivas,
y hallábanlas cogidas
en Jaén,
Axa y Fátima y Marién.






Y hallábanlas cogidas,
y tornaban desmaídas
y las colores perdidas
en Jaén,
Axa y Fátima y Marién.

Tres moricas tan lozanas,
tres moricas tan lozanas,
iban a coger manzanas
a Jaén,
                                                  Axa y Fátima y Marién.